lunes, 14 de enero de 2013

..................................................................

Peter vio que los jóvenes retrocedían. Vio el miedo en sus ojos. Muchachos intentando decidir si valía más el honor o su propia vida. 
     —¡No os acobardéis! —gritó a la multitud—. ¡Se os eligió para algo! Es un camino difícil, pero un paso más hacia la victoria. Hacia la libertad y hacia la felicidad. Es hora de ganar batallas. Es hora de conquistar reinos. Es hora de matar reyes. ¡Es hora de reclamar lo que debería ser nuestro! Es nuestro momento, nuestra oportunidad de gritar «¡Aquí estoy!» y hacerte oír por encima de los cañones. Es hora de llorar, de sudar, de tomar decisiones y de enmendar los errores que en el pasado cometimos. ¿Vais a combatir u os vais a quedar como cobardes ahí plantados? ¿Eh? ¿Vais a dejar a vuestras familias morirse de hambre o vais a luchar por ellos? ¡Decidme!
     Peter sabía que era en vano. Nadie estaba tan loco como para embarcarse en una misión así. Nadie excepto él. Por eso se sorprendió al ver que un niño de no más de doce años daba un paso adelante y decía, con voz temblorosa pero decidida:
     —Yo lucharé.

                                     —Título sin determinar, primera parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario